La oportunidad que dejé pasar

La oportunidad que dejé pasar y lo que aprendí. Kraken, te voy a hablar del día en que fui un completo capullo, sí, sí, un completo capullo, y perdí una oportunidad de oro. Hace muchos años, verás, hace muchos años tuve en mis manos la posibilidad de cambiar mi país de residencia. Era, bueno, el momento perfecto. Las condiciones eran inmejorables a todos los niveles, incluido, por supuesto, el personal, el fiscal también, el financiero, todo estaba alineado para dar el salto. Pero no lo hice. Y no porque no pudiera, sino porque me traicioné a mí mismo. Me convencí de que no era el momento, de que era mejor esperar, de que las cosas, bueno, se resolverían solas, ¿no? Y además, no lo voy a negar, tiraba mucho la familia, es verdad. Aprendí que la familia era importante, pero ese es el peor error que se puede cometer. Básicamente porque, yo lo pienso así, cada uno tiene que vivir su vida y uno tiene que vivir la suya. Tu familia vive su vida y tú vives la tuya. Y no hay más. De alguna forma, en aquel momento escuché más a mis miedos que a mi ambición. Dejé que la comodidad y la inercia me susurraran al oído que lo seguro era quedarme donde estaba. Lo que no sabía en ese momento era el precio que iba a pagar por esa indecisión. Qué ingenuo fui. Porque cuando, años después, he querido recuperar esa oportunidad, ya no existía. Puff, se esfumó. Y con ella, ese tren de oportunidades. Y siempre pienso, siempre, siempre pienso en la de pasta, en la de comodidad y sobre todo tiempo que pude haber comprado dando ese salto. Y sin embargo, las condiciones habían cambiado. Lo que antes era sencillo, ahora era complicado. Lo que antes era una ventaja, ahora era una dificultad. Lo que antes era accesible, ahora costaba el doble o el triple. Y lo peor, créeme, no fue el dinero. Lo peor fue el tiempo perdido. Años de oportunidades que pasaron de largo. Años en los que podría haber avanzado más rápido, vivido mejor, haber disfrutado más. Años en los que cada día me recordaba a mí mismo que en su momento lo tuve todo para hacerlo. Y no lo hice. Pero aprendí, aprendí, sí, aprendí que las oportunidades no te esperan. Aprendí que la vida premia a los que deciden, no a los que dudan. Aprendí que el miedo es un consejero pésimo y que lo único que te protege de verdad es el movimiento, la decisión firme, el amor propio. Y por eso, cuando años después volví a tener la oportunidad de cambiar mi país de residencia, no cometí el mismo error. Tomé la decisión sin titubear. ¿Me dio miedo? Claro que sí. ¿Tuve dudas? Por supuesto que las tuve. Pero no iba a dejar que eso me paralizara otra vez. Y hoy, después de haberlo hecho, después de haber tomado la decisión correcta en el momento correcto, sé que el yo del pasado me agradecería no haberme vuelto a traicionar. Y te cuento esto porque hace solo unos días tuviste la oportunidad especial de entrar en mi programa Triunfa con tu voz, transformación de 0 a 10. Una oportunidad única para transformar tu voz, para transformar tu comunicación y la manera en la que te ven y te escuchan. Pero claro, ese carrito a día de este podcast se ha cerrado y con él se cerró la posibilidad de entrar con ese precio especial, con ese valor tan especial. Hoy el programa tiene un valor distinto y a partir de una fecha que de momento no te voy a decir, pero te la diré, va a subir de precio. ¿Sigue siendo una oportunidad increíble? Absolutamente. Puede cambiar tu vida si te comprometes con el proceso, sin duda alguna. Pero si no entraste en su momento porque te convenciste de que ya habrá otra oportunidad, si lo dejaste pasar porque el miedo o la duda te paralizaron, entonces este mensaje es para recordarte algo. Y es que las oportunidades no esperan, la vida no se detiene. Y tú dentro de un año, y esto que te digo es absolutamente cierto, es innegable, es científico, dentro de un año podrías estar agradeciendo haber tomado la decisión correcta o lamentando haberla dejado pasar otra vez. Si hoy decides dar el paso, solo tienes que pedírmelo, solo tienes que pedirme ver la super masterclass que impartí. Pero, ahora bien, si eres de los que están dispuestos a apostar por ti mismo de verdad, si decides entrar hoy y me demuestras que tu compromiso es total, sin dudas, sin fisuras, sin peros, sin objeciones, sin autoengaños, entonces yo te voy a ofrecer algo único. No te voy a decir aquí qué es, no lo voy a desvelar aquí en este mensaje. Solo te adelanto que encierra un valor muy muy alto y solo lo van a recibir los que den el paso ahora. Así que tú decides, te quedas donde estás o coges este último bote salvavidas que te acabamos de lanzar desde el barco del éxito, estamos todos a bordo, esperándote. Tú decides, ahí abajo te dejo ese link maravilloso. ¿Te subes al barco o te quedas en tierra? Sé feliz es una orden.