Avatar

💡El apagón más peligroso de todos

Cómo Hablar con Confianza con Guillermo Morante

Presentado por

Guillermo Morante

🔥 Hace unos días se fue la luz en toda España.

Y fue un caos.

Tensión.

Incertidumbre.

Esa sensación de estar a merced de algo que no controlas.

Sin poder hacer lo básico. Sin poder avanzar.

¿Y sabes qué?

Eso mismo le pasa a tu voz cuando no la has entrenado.

Cuando llega el momento importante…

💬 y no sabes qué decir.

💬 o sí lo sabes, pero no suena como debería.

💬 o peor aún: te quedas callado, tragando las palabras que podrían haber cambiado algo.

🧠 La falta de entrenamiento vocal no se nota… hasta que la necesitas.

Como la luz.

Y ahí, ya es tarde para improvisar.

🎙 En el nuevo episodio de mi podcast "Cómo hablar con confianza" te hablo de eso:

De los apagones internos.

De las voces sin corriente.

Y de cómo evitar quedarte a oscuras en tu expresión personal.

🎧 Dale al play.

No esperes al próximo corte.

🔥 Suscríbete a mi lista de correo aquí: guillermomorante.com

#Podcast #Apagon #Voz #Expresion #Comunicacion #PoderPersonal #EntrenaTuVoz #VozAutentica #DesarrolloPersonal #GuillermoMorante #TransformacionDe0a10 #guillermomorante #hablarconconfianza

Transcripción

💡El apagón más peligroso de todos - Hablar con Confianza con Guillermo Morante Hablar con confianza, con Guillermo Morante Apagón total. Así, sin más. ¿Qué tal, Krakens? ¿Cómo estáis? Hace unos días se fue la luz, así, sin previo aviso, sin un trueno que lo anunciara, sin una tormenta que nos preparara para esa posibilidad. Fue como si de pronto el país entero, España, recordara lo frágil que puede ser todo cuando la energía desaparece, ¿verdad? En cuestión de segundos lo cotidiano se vuelve incierto. Lo obvio, lo garantizado, lo que uno nunca se cuestiona, puf, se desvanece. En ciudades y pueblos, en casas, en oficinas, en hospitales, en trenes, en cafeterías, la vida moderna se detiene. Se fundieron las bombillas, se pararon los ascensores, se desconectó el wifi. Se fueron las pantallas, las alarmas, los cargadores. De pronto no tenías fuego, no tenías red, no tenías cobertura, no tenías calefacción. Y en ese apagón físico, colectivo, emergió una sensación sutil, pero intensa. Vulnerabilidad. Lo primero que muchos hicimos fue mirar el móvil, ese reflejo automático de nuestras manos, ¿de qué sirve una pantalla si no tiene batería, si no tiene red, si no tiene señal, si no puede darte respuestas? Lo cotidiano se transformó en caos contenido. Las calles estaban iluminadas por la confusión y en ese instante, cuando toda España se quedó a escuras, miles de personas entendieron, aunque fuera por unos minutos, lo que es depender por completo de algo que no controlas y lo que es perderlo. Pero lo que me interesó más allá del hecho puntual fue el paralelismo inevitable con algo que veo todos los días en mi trabajo. Hay otro tipo de apagón que vivimos constantemente y del que nadie habla. Es muy silencioso, no sale en las noticias, pero tiene un impacto profundísimo en la forma en que vivimos y nos relacionamos. Me refiero al apagón de la voz, de tu capacidad de expresarte, de comunicar lo que sientes, lo que piensas, lo que sueñas o lo que necesitas. Hay personas que no han perdido nunca la electricidad de su casa, pero que llevan años viviendo en penumbra emocional, porque no se sienten capaces de hablar con claridad, de hablar con presencia, con fuerza. Porque cada vez que lo intentan, algo muy dentro de ellos, quizá también a ti te pase, algo dentro se quiebra. Ese tipo de desconexión, aunque no lo creas, es más común de lo que te imaginas. No necesitas haber tenido un trauma para que tu voz esté apagada. Basta con que desde pequeña, desde pequeño, hayas sentido que lo que decías no importaba. O que fuiste juzgado por cómo lo decías. O que simplemente nadie te enseñó cómo usar tu voz de verdad. Porque lo cierto es que nadie nos enseña. Lo he dicho muchas veces en este podcast, el sistema no te enseña a hacerlo. Nos enseñan a leer, a escribir, a memorizar fechas, fórmulas, pero no a respirar antes de hablar, no a reconocer nuestro tono natural, no a expresarnos sin miedo. Y de esta forma crecemos creyendo que hablar es algo que simplemente sucede, que basta con emitir sonidos, que si tienes una garganta, bueno, vamos a llamarla funcional, entonces ya tienes una voz. Pero no es así. Hablar no es sólo emitir sonidos, hablar realmente es encarnar tu identidad en palabras. Y eso, créeme, no ocurre por accidente. La voz, aunque la usamos todos los días, es un fenómeno complejísimo que involucra no sólo al aparato zonador, que también cuerdas vocales, lengua, labios, diafragma, sino también al sistema nervioso, el cerebro, el cuerpo entero y, por supuesto, tus emociones. Cuando hablas el córtex prefrontal selecciona lo que vas a decir. El sistema límbico, fíjate, le da ese tono emocional. El cerebelo y el tronco encefálico, vaya palabras, ¿verdad? Cerebelo, tronco encefálico, coordinan la ejecución motora. El sistema respiratorio se adapta al ritmo. La laringe se activa, los resonadores vibran. Y todo eso de forma simultánea, rápida, orgánica, surge. Pero, fíjate, si uno sólo de esos sistemas que te acabo de comentar entra en conflicto, la voz se ve afectada. Si estás nerviosa, si estás nervioso, si sientes miedo, si hay tensión en tu cuello, si tu respiración se queda en el pecho, si tu mandíbulo se cierra, si tu mente entra en bucle, la voz, tu voz, se altera, se vuelve frágil, forzada, entrecortada. Y lo que es peor, empieza, atención a esto, sí, ahí se detiene el tiempo en este podcast, que tu voz empieza a no representarte. Hay una sensación muy específica, que muchos han vivido, y que es absolutamente devastadora. Yo siempre digo, me gusta mucho el término brutal, ¿verdad? Es ese momento en el que sabes exactamente lo que quieres decir, pero al abrir la boca, tu voz no te sigue. Sientes que tu sonido no tiene raíz, no tiene cuerpo, como que no se sostiene. Yo creo que de esta forma me vas a entender mejor y te estás sintiendo muy reflejada, muy reflejado en este episodio de hoy, ¿verdad? Es como si estuvieras hablando con el freno de mano puesto, como si algo dentro se negara a salir. Y lo más desconcertante es que no es una cuestión de inteligencia, ni de conocimiento, porque, y aquí viene lo mejor, puedes que, puede que seas brillante, puede que lo seas, puedes tener una idea genial, un corazón enorme, y sin embargo, no lograr transmitirlo. Porque, por así decirlo, entre tú y el mundo hay un puente, y ese puente es tu voz, y si el puente está mal construido, el mensaje no llega, y tú te quedas en la orilla, con todo lo que eres, con todo lo que sabes, esperando ser escuchada, escuchado. Eso es vivir con la voz apagada. No es que no hables, es que hablas sin vibración, sin presencia, sin impacto, y eso a largo plazo duele, claro que duele. Duele porque empiezas a evitar situaciones, a rechazar oportunidades, a callar tus ideas, a resignarte. Te acostumbras a una versión de ti muy disminuida, y empiezas a pensar que, bueno, pues que no eres de los que destacan, que no has nacido con ese don, y cada vez que ves a alguien hablar con seguridad, con fluidez, con magnetismo, lo admiras, sí, sí, pero también te alejas un poco más de esa posibilidad para ti. Y aquí viene lo realmente delicado. Cuanto más tiempo pasa, más normalizado lo tienes. Más te convences de que simplemente tu voz es así. Pero eso no es verdad. Nadie nace sabiendo hablar con seguridad. Nadie. Lo que ocurre es que unos entrenan su voz, la trabajan, y otros la ignoran, y la mayoría simplemente sobrevive con lo que tiene. Lo mismo que ocurrió hace unos días con la luz. No tienes un plan alternativo hasta que todo se apaga. No pensamos en la red eléctrica, en los transformadores, en los sistemas de respaldo, hasta que nos vemos completamente a oscuras. Y lo mismo sucede con la voz. No pensamos en ella, no la valoramos, no la cuidamos, hasta que un día, todos los días, la necesitamos y no está. Hay personas que se enfrentan a una entrevista de trabajo, a una ponencia, a una declaración importante en su vida personal, y de pronto su voz tiembla, se rompe, se va. Y no saben por qué. Y lo que sienten es una mezcla de rabia, frustración, vergüenza, desamparo. Como si su cuerpo, yo creo Pero no es una traición. Es falta de preparación, es falta de acompañamiento, es falta de conocimiento. Y el problema no es solo que la voz se apague. El problema es lo que te dices a ti misma a ti mismo cuando eso pasa. Porque cuando empiezas a construir una narrativa de insuficiencia, es decir, no soy bueno hablando, no soy de los que tienen una voz potente, esto no es para mí, eso contamina todo lo demás. Empieza como un tema vocal, pero termina afectando tu autoestima, tu liderazgo, tu manera de habitar en el mundo, tu negocio, tu pareja, tus relaciones. Por eso me pareció tan poderosa la imagen del apagón, porque pone en evidencia lo que solo notamos cuando falta, la energía, la expresión, la conexión. No hay que esperar a quedarse sin voz, literal o simbólicamente, para empezar a cuidarla, para empezar a trabajar con ella. La voz es la forma en que te presentas ante los demás, en que te presentas ante la vida. Es la vibración que dejas en los otros. Es la huella emocional que te define, incluso antes de que te escuchen por completo. Y no me refiero a tener una voz bonita, que también me refiero a tener una voz verdadera, que no se esconda, que no pida permiso, que no se disculpe por existir, que esté al servicio de tu mensaje, de tu historia, de tu deseo. La voz es una extensión de tu identidad, y si no la entrenas, si no la escuchas, si no la liberas, no solo se apaga. Te apagas tú. Así que mi invitación de hoy, crack, es simple. Vuelve a encender tu voz. Hazlo desde la conciencia, desde la respiración, desde el cuerpo, desde el alma, y sobre todo, hazlo desde el deseo profundo de ser escuchada, de ser escuchado. No por necesidad de aprobación, sino por necesidad de conexión. Porque cuando la voz se enciende de verdad, entonces sí que no hay oscuridad que valga. Hay luz, hay presencia, hay vida. Y esa, créeme, es la forma más bonita y más poderosa de estar en este mundo. Por eso me gusta tanto lo que hago, porque esta reflexión que te acabo de hacer desde el corazón, es lo que realmente me motiva a seguir adelante. A que estés hoy escuchando este episodio, a que le des ese me gusta, que lo compartas con los demás. Y si realmente quieres descubrir tu propia voz, tu propia luz, te voy a hacer una invitación desde el corazón. Suscríbete a mi lista de correo en guillermomorante.com. Y por supuesto, ya lo sabes, como siempre te digo y te deseo, sé completa y absolutamente feliz. Es una orden. Nos escuchamos en el próximo episodio.
Leer más

Escúchalo ahora en

Últimas publicaciones del blog

Podcast production costs: what are they?

Creating content comes at a high cost. It requires time, resources, tools, and...Leer más

Master StreamYard: The complete guide to professional live streaming

StreamYard StreamYard is a live streaming platform that works directly from yo...Leer más

Podfade: What it is and how to avoid it

Podcasting is an exciting and rewarding medium, but many creators face a commo...Leer más

How to normalize audio: professional techniques and step-by-step guide

Understanding audio normalization is essential for achieving balanced and prof...Leer más

Podcast SEO: The Ultimate Guide to Boosting Your Podcast’s Growth and Ranking

Navigating the Fundamentals of Podcast SEO Podcast SEO has become essential fo...Leer más

Where to publish a podcast? The definitive guide to maximize your audience

Creating a podcast is an exciting first step, but it's not enough. To ensure y...Leer más